GEOGRAFIA
Localizada en la parte oriental de la isla “Hispaniola”, en el archipiélago de las Antillas, es el paraíso perfecto para vacacionar en el Caribe.
República Dominicana ocupa las dos terceras partes de la isla Hispaniola, que comparte con Haití. Está ubicada entre el océano Atlántico (al norte) y el mar Caribe (al sur), formando parte del trópico de Cáncer; sus límites, al este, el Canal de la Mona y al oeste la república de Haití. Sus coordenadas geográficas son 17º 36′- 19º 58′ latitud norte y 68º 19′-72º 01′ latitud oeste.
Debido a su extensión de 48,442 kilómetros cuadrados, incluyendo sus islas adyacentes, ocupa el segundo lugar en tamaño de los países de las Antillas Mayores. Tiene una extensión de 286 kilómetros de norte a sur y 390 kilómetros de este a oeste. Entre sus islas periféricas están: Saona, Beata, Catalina y Alto Velo.
Tiene un relieve muy accidentado, ocupado en un 50% por cinco sierras y tres grandes cordilleras, dentro de ellas, la cordillera Central donde se localiza la elevación más alta de las Antillas, el pico Duarte (con 3,187 metros). El resto de la superficie del territorio nacional está conformado por cuatro grandes valles, siendo el principal el Valle del Cibao.
La hidrografía está compuesta por diversos lagos, lagunas y ríos, algunos de las cuales se han convertido en atractivos turísticos de gran importancia, como el lago Enriquillo, junto a sus más de 1,500 kilómetros de hermosas playas, localizadas en el Este, el Norte, el Nordeste y el Sur, entre otros puntos.
Por su posición geográfica, presenta un clima tropical influido por diversos factores geográficos, como la orografía y la influencia de los vientos alisios. Tiene una temperatura media anual de unos 25°C (77°F), y la más elevada de unos 34°C (93°F) registrada entre los meses de junio hasta agosto y la más baja de 19°C (66°F) que se verifica entre los meses de diciembre y febrero. En las zonas montañosas se han registrado temperaturas de hasta 5º C en los meses de invierno.
HISTORIA
República Dominicana es rica en cultura, historia y belleza. Su pasado reposa entre los muros y las calles adoquinadas de su emblemática Ciudad Colonial, que atesoran las primacías de América.
Hace mucho más de 500 años que República Dominicana comenzó a escribir su historia, desde que la isla era habitada por sus primeros pobladores, los Taínos, uno de los pueblos más pacíficos del continente, quienes se sustentaban de la caza, la pesca y la agricultura. Sin embargo, el 5 de diciembre de 1492 se produjo la llegada del almirante Cristóbal Colón a la isla, la cual bautizó con el nombre de La Española (o Hispaniola), un hecho que determinó el encuentro entre dos culturas y que convertiría luego a Santo Domingo en la Ciudad Primada de América.
Hacia finales del siglo XVII, los franceses tomaron el dominio de la parte occidental de la isla, pero en 1795 España cedió a Francia la parte oriental, quedando así bajo el poderío de Francia. Después de haber sufrido el dominio de los franceses, la colonia retorna a manos de España, hasta que un grupo de hombres liderados por José Núñez de Cáceres, proclamó la Independencia Efímera en diciembre de 1821.
Pero en enero de 1822 aprovechándose de la debilidad militar y económica de la parte oriental, los haitianos invadieron este territorio imponiendo su dominio durante 22 años, hasta el 27 de febrero de 1844 cuando se produjo la lucha independentista, naciendo así la nueva República Dominicana, liderada por Juan Pablo Duarte junto a otros patriotas.
A pesar del grito independentista, el 18 de marzo de 1861 la república fue nuevamente anexada a España hasta después de la Guerra de la Restauración que encabezó Gregorio Luperón, en 1863. La convulsión política suscitada después de esta gesta derivó en un caos económico y en la gestión de múltiples empréstitos concertados con Estados Unidos y Europa, permitiendo que en 1907 el gobierno dominicano entregara la administración y el control de sus aduanas a Estados Unidos y en 1916 se efectuara la primera invasión norteamericana en el país.
Posterior a la invasión se sucedieron varios gobiernos inestables hasta la instalación de la férrea dictadura de Rafael Leonidas Trujillo, en 1930, quien se mantuvo 30 años en el poder hasta ser ajusticiado en 1961. Luego, un gobierno provisional organizó las primeras elecciones libres que llevaron a la presidencia en 1962 al eminente político y escritor Juan Bosch, derrocado siete meses más tarde, generándose así una guerra civil encabezada por Francisco Alberto Caamaño y que culminaría con la segunda invasión norteamericana en 1965.
En 1966 se celebran elecciones y Joaquín Balaguer inicia 12 años de gobierno caracterizados por la represión política. En 1978 el país vuelve a las urnas, perdiendo Balaguer abrumadoramente, dejando que el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) asuma el poder, encabezado por Antonio Guzmán y es así como la democracia dominicana inicia el camino del fortalecimiento. En 1982 el PRD vuelve a ganar de la mano de Salvador Jorge Blanco, pero en 1986 Balaguer reconquista la primera magistratura con el voto de la mayoría, perdurando hasta 1996.
En 1996 gana las elecciones el doctor Leonel Fernández, por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), quien luego entregó la presidencia al PRD y a su candidato Hipólito Mejía, en el año 2000. En el 2004 el pueblo vuelve a las urnas, dándole la victoria al PLD y a Leonel Fernández, quien en el 2008 vuelve a iniciar un nuevo período presidencial, el tercero, hasta el 2012.
CULTURA
Tan variada y colorida como su tierra misma, así es la cultura dominicana, un legado de razas que dio lugar a la base fundamental de la identidad cultural y social del pueblo.
En la composición cultural de República Dominicana intervienen las influencias de los grupos étnicos que se mezclaron en esta isla: europeas, africanas y, en menor grado, indígenas; también en las expresiones artísticas, la gastronomía, la artesanía, el deporte, la religión, entre otros aspectos, que conforman la identidad del pueblo dominicano.
En cuanto a la gastronomía, el país posee una rica y multifacética cultura culinaria, producto de esa misma fusión, la cual posteriormente también fue salpicada de la cocina de otros lugares del mundo, dando lugar a una comida de deliciosos sabores y olores, como es la dominicana.
Debido a la condición insular y a la tradición agrícola y ganadera de esta tierra, los ingredientes principales del menú dominicano son el arroz, las carnes, los frijoles, los víveres y vegetales, así como los pescados y mariscos y otros, que dan forma a las recetas que adornan las mesas del país diariamente.
El plato emblemático es llamado la “bandera”, compuesto por arroz blanco con habichuelas rojas (frijoles), acompañados de una porción de carne (de res o pollo) y una ensalada o tostones (rodajas de plátanos verdes fritos), menú que cotidianamente se sirve de almuerzo. A este le siguen el moro y el locrio. Continúan la lista apetitosos guisos y caldos, como el sancocho, denominado “plato nacional”, también el asopao, el chivo guisado, y otros como el mangú (plátano verde, hervido y majado), los pastelones, los pasteles en hoja, los chicharrones de pollo o de cerdo y un sinfín de opciones.
En el aspecto de la artesanía, el país presenta una rica manifestación artística que conjuga una variedad de técnicas, contenidos y tradiciones, predominando una infinidad de objetos, entre ellos, aquellos elaborados con motivos taínos; mientras que en la joyería están los de ámbar, larimar, hueso, cuernos y jícara de coco; también el barro, la porcelana, la madera, el cuero, la cabuya, el guano, sirven de base para elaborar los artículos y las figuras más diversas, tanto personales, decorativas, de uso doméstico, religioso y que, a su vez, son de gran vistosidad.
En el ámbito de los deportes, el béisbol constituye el preferido de los dominicanos, no sólo como juego o pasatiempo, sino como parte del orgullo e identidad nacional. En la actualidad, cerca del 40 por ciento de los jugadores de ligas mayores y menores provienen de América Latina, siendo República Dominicana líder en la producción de jugadores, entre ellos,
Pedro Martínez, Alex Rodríguez, Albert Pujols, Hanley Ramírez, Sammy Sosa, Vladimir Guerrero y muchos nombres más.
“La pelota”, como se le llama popularmente, llegó a República Dominicana en la última década del siglo XIX. Los equipos profesionales se organizaron a principios del siglo XX y se presume que el béisbol de mejor calidad en el Caribe se ha jugado en esta isla.
Sobre el aspecto de la religión, en República Dominicana existe libertad de culto, pero la mayoría de la población es cristiana, principalmente Católica, seguida por los evangélicos, siendo el grupo más creciente, y otros pertenecientes a distintas creencias.
Dentro de las festividades que celebra el país están las fiestas patrias y las principales son: el 26 de enero, día del patricio Juan Pablo Duarte; el 25 de febrero, día del patricio Ramón Matías Mella; el día de la Independencia Nacional, el 27 de febrero; el 9 de marzo, día del patricio Francisco del Rosario Sánchez; luego la Restauración de la República, el 16 de agosto; y el día de la Constitución, el 6 de noviembre. A éstas le siguen numerosas festividades religiosas populares en cada región del territorio, sin embargo, la de mayor trascendencia de la cultura popular dominicana es el carnaval, una celebración recreativa de libertad, integración e identidad, donde las máscaras, la exageración, el sarcasmo, lo insólito, lo satírico, lo grotesco y lo imaginario son sus características básicas. El carnaval se celebra en casi todos los pueblos del país durante los domingos de febrero y marzo.
Como ciudad primada de América, Santo Domingo guarda una valiosa reserva museográfica, donde reposa una parte importante del patrimonio histórico y cultural de este pueblo, localizados en su mayoría en la Ciudad Colonial y en otras zonas periféricas.
Estas salas guardan la identidad dominicana expresada en objetos, documentos, lienzos, esculturas, disfraces, pictografías indigenistas, mobiliarios de diferentes siglos y creencias religiosas. Entre estos se encuentra el Alcázar de Colon, la Catedral Primada de América, la Fortaleza Ozama, el monasterio de los Padres Dominicos, La Casa del Cordón, La Casa de la Moneda, el Reloj de Sol, la Casa de Nicolás de Ovando, la Casa del Tostado, la Casa de Bastidas, el Museo de las Casas Reales y el Panteón Nacional. También el Altar de la Patria, la Casa de Juan Pablo Duarte, el Palacio Consistorial, el Palacio de Borgellá, el Parque Colón, además de los monumentos religiosos como la Iglesia del Carmen, la Iglesia y Convento Santa Clara, la Iglesia de Las Mercedes, la Regina Angelorum, San Miguel y Santa Bárbara, entre muchas otras más.